The Power of the Dog — Jane Campion, 2021

manuel morelli
5 min readSep 10, 2023

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Lo secreto y lo poderoso en un rabioso encuentro

Phil Burbank (Benedict Cumberbacht) quemando las flores de papel — centro de mesa en las 1eras escenas

Hace 25 años, dos hermanos comenzaron a acarrear vacas de un lugar al otro, nada más que eso; hace 25 años lo hacían bajo las enseñanzas de un tal «Bronco Henry», misterioso, abyecto, casi demoníaco y omnisciente personaje. Dominará, Bronco Henry, a partir de su muerte, la vida de los Burbank.

Phil no se baña en la bañera, se baña en el río. Tiene un secreto. Como bien dice Thomas Savage en su novela, «le daba vergüenza que supieran que se bañaba», todo esto llevado al punto de que, cuando vienen «The Old Lady» y «The Old Gent», los padres de Cumberbacht — Phil — y de Jesse Plemons — George, o «Fatso» (gordito), él espeta: «Apesto, y me gusta».

Pero empecemos por el principio: detalles, siempre los detalles. Phil no usa guantes, ni para la castración ni para nada. Phil es proclive a la enfermedad y está, de alguna forma, expuesto como los demás no. Pero Phil es Phil, un personaje abyecto y desalmado que siempre está ocultando algo…, siempre mirando desde arriba cual si fuese un buitre o cualquier ave de presa que aguarda la llegada de una víctima. Phil silba, Phil ocupa todos los lugares de todas las habitaciones. Con su tabaco, con su aire y su porte, con su banjo, Phil está ahí, estará ahí, siempre.

George dice: «se siente tan bien no estar al fin solo»…

George, en cambio, comienza, desde el principio de la película, a mostrarse desatento con su hermano. Se casa con la dependienta de la hostería en donde hacen desorden geográfico y alcohólico, una vez llevadas las vacas. En la primera escena, quien esconde el secreto es George. Llegan, comen, vemos un poco de la vida de Rose y Peter — en el libro tendremos toda su «backstory», pero no hay tiempo para eso en una película — , y Phil quemará las flores de papel del niño — Miss Nancy, despectivamente. «La hiciste llorar», le dice George, que algo hizo con Rose, algo pasó. Nunca sabremos cómo ni por qué en verdad llegaron a unirse.

Pero luego están ahí. Emociones reprimidas por parte de George, quien trae a Rose a vivir al rancho, junto con Peter — quien tomará protagonismo luego — , y es aquí, en el capítulo II, en donde empieza la verdadera historia.

Es la historia de una desolación. De una «deshermandad». Es la historia de como Phil, con su porte de preciso vaquero, se va quedando solo y volviéndose un monstruo. Hasta que, más tarde, en uno de sus baños en el arroyo escondido, Pete lo descubre.

Pero no sólo descubre esto, nos muestra Jane Campion — la gran directora neozelandesa, autora de, por ejemplo, «El Piano» — , sino que nos muestra también un pasado algo oscuro, algo tortuoso, que Phil, siempre mirando a los hombres, siempre tan macho, carga como una mochila de piedras en la espalda. Se trata del agujero entre las rocas que oculta, como todo se oculta aquí, los recuerdos de Bronco Henry.

Pero ¿quién es Bronco Henry?

Nunca lo sabremos con exactitud. Primero tendremos que pasar por el sufrimiento de nuestros personajes, de Rose, principalmente, que se da al alcohol por no poder soportar la presencia buítrica de Phil, quien la mira desde arriba, siempre mirándola. (Como en la genial escena del piano, más dedicada en el libro — pero no voy a caer en la transposición, ya que la película es tan fiel y está tan atada al libro que no tendría sentido — ).

Bronco Henry representa lo que fue, los tiempos mejores, y representa, también, lo que puede ser. Es Pete, «el muchacho», quien se encargará de esto. Desde el capítulo III del film, veremos cómo Phil lo toma como protegido, alejándolo de una madre cada vez más perdida — todo esto una vez lo hubo “descubierto” — , y le enseña a montar, prometiéndole una trenza.

Noches privadas, secretas, entre Phil y Peter.

Esta trenza se convierte, desde ahora, en la sexualidad descarada. La forma en que Phil mueve sus manos tersas (recordemos: sin guantes), con la amenaza permanente del Antrhax que terminará por matarlo. El muchacho mira, Phil trenza la soga, es como una masturbación. Le pasa el cigarrillo, («¿quién tuvo contacto con animales muertos?»)…

Claro, por supuesto: es, y siempre fue, el muchacho, lo dice una voz narradora al comienzo de todo: «tenía que proteger a mi madre». No nos damos cuenta quizá, en una primera lectura — en un primer vistazo — , pero hemos oído la voz del muchacho, que ha de salvar a su madre. Ha de manipular animales muertos, y es en ese cigarrillo en donde todo recula.

El secreto, el «macho», y el descaro, llevan a Phil a la muerte.

Thomas Savage, autor de «The Power of the Dog» (1967), reconocido largo tiempo tras el lanzamiento de su carrera.

Tomando de Thomas Savage — el libro de 1967 — , Phil piensa algo como esto: «no quería volver a sentir aquello que había dolido tanto, y que por perderlo había dolido aún más». Se refiere al amor. Y murió por amor, mientras que Peter mataba por amor, aun un «marica», amor a su madre, craneando un plan que nadie esperaba.

En suma, es una película hecha de fichas de dominó que, cuando empiezan a caer, uno se persigna, y comprende, sin haber entendido en el momento las razones, por qué cayó la primera ficha.

Jane Campion con su Oscar a mejor dirección.

Manuel Morelli, 10 de septiembre del 2023, 14.16hs

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manuel morelli

cine y literatura más allá de la interpretación. historias breves.